Los indios hicieron en 1780 una formidable y sangrienta
invasión sobre Luján, cuyos resultados advirtieron a los hombres
de ideas el gran peligro en que yacían las fronteras y la ineficacia de
sus medios de defensa.
Comenzaron a la sazón a dibujarse nuevos horizontes;
pero en 1796, al llegar Azara con la comisión demarcadora de los
límites de España con el Portugal, halló a Buenos Aires,
dice Angelis, todavía reducida a los estrechos límites que le
fueron trazados por sus fundadores.
El pensamiento de la ocupación militar del río
Negro, surgió a la sazón como tabla salvadora, no porque se
buscara directamente esta manera de resolver la cuestión fronteras, sino
como una idea incidental que cruzó la mente de los reales pilotos, que S.
M. había mandado a hacer estudios en la costa patagónica, para
defenderse de la política de Inglaterra.
En efecto, en 1774 apareció la obra histórica,
descriptiva, geográfica y etnográfica del misionero jesuita Thomas
Falkner, que había vivido cuarenta años en nuestros desiertos,
enseñando en las reducciones de indios de las sierras del Volcán y
del río Colorado, y recorriendo los campos desde la Patagonia hasta
Tucumán y el Chaco, a través de inmensos peligros y de asombrosas
distancias.