Como lo advertimos ya, había una confusión
completa sobre desarrollo y relación recíproca de los ríos
andinos que corren al seno de la Pampa, y por eso las instrucciones trazan tan
irrealizable itinerario.
El Virrey pondera los peligros y contrariedades a que hay
necesidad de hacer frente en esta clase de exploraciones, y recomienda a Viedma
que elija para acometerlas un varón fuerte, denodado y de recursos en los
trances difíciles.
Ordena la formación de un Diario de exploración
que debía contener la descripción general y detallada del
río, el aspecto del país, los montes, pastos, aguadas, y cuanto
pudiera convenir para el adelanto de los conocimientos geográficos.
En 1780 aún nada se había adelantado en este
sentido y los reconocimientos habían sido limitados a las costas al norte
y al sur del naciente pueblo de Carmen de Patagones.
El 8 de agosto del mismo año el Virrey despachó
de Buenos Aires el bergantín Nuestra Señora del Rosario, al mando
del primer piloto D. Juan Pascual Callejas, especialmente encargado de levantar
la carta del río Negro, su entrada, barra y surgidero.