Nada tendría de extraño que el gobierno argentino
viendo en este punto el apoyo que antes le ha faltado por la parte de los Andes,
y consultando su propia conveniencia buscara el acuerdo del de Chile para ocupar
desde aquella altura la costa norte del río Negro hasta su desembocadura
en el Atlántico, comenzando por combinar sus operaciones en la cordillera
con las tropas de este lado. Esta línea de mar a mar, de
fortificación y de seguridad mutua, no tardaría,
¿quién sabe?, en llegar a ser a la vez la línea
ínteroceánica de comunicación que algunos han soñado
y que tanto progreso y riqueza produciría en las dos Repúblicas
limítrofes."
Estos pensamientos son altamente militares. El sueño del
padre Falkner, primer explorador de río Negro, se habría
realizado, en efecto. Tenemos fe en el porvenir y pensamos que si la
cuestión de límites argentino-chilena arriba, como lo creemos, a
una solución decorosa y de paz, ambas Repúblicas, impulsadas por
un mismo sentimiento de propia conveniencia y de redención civilizadora,
llevarán sus armas combinadas a clavar sus últimos jalones en la
colosal tarea de la conquista del desierto.
En 1864 el general D. Wenceslao Paunero, que se había
distinguido en la guerra contra los indios del sur de la República,
formuló un plan de fronteras, sobre la base del río Colorado; pero
la Administración del general Mitre, empeñada poco después
en la guerra del Paraguay, no pudo consagrar sus esfuerzos a la solución
del problema.
En 1870 el Gobierno de Buenos Aires inicia un cambio radical en
el sistema de la defensa de la frontera, conmovido ante el cuadro de sangre y de
ruinas que acababa de trazar la invasión a la Costa Sur. El 27 de julio
presentó un mensaje a la Legislatura, avisando que con fecha 22 del mismo
había sometido a la consideración del Poder Ejecutivo Nacional,
"sus ideas respecto a la defensa de nuestras fronteras y de la conveniencia
de trasladarlas a los ríos Negro y Colorado de Patagones; y contando,
agrega, con que interpreta fielmente los sentimientos de V. H. y del pueblo de
la Provincia, se permitió ofrecer al Exmo. Señor Presidente de la
República los recursos con que aquélla podía concurrir
eficazmente a la realización de un propósito, que juzga ser el
único capaz de asegurar una vez por todas, la vida y la propiedad de los
habitantes de esa porción del territorio y de facilitar el desarrollo de
nuestra industrial rural."