Mientras el general Pacheco había marchado hasta
Choele-Choel, el coronel Ramos había sido desprendido del cuartel general
con órdenes de marchar por las márgenes del río Colorado,
llegar a la cordillera y clavar el pabellón argentino en el cerro de
Pallén, arrojando todos los indios que encontrase en el desierto.
La división del coronel Ramos la componían 500
hombres de tropa escogida e hizo sus marchas con buen éxito.
Otra división ligera, compuesta de dos terceras partes
de soldados regulares y otra tercera parte de indios auxiliares, al mando del
comandante Leandro Ibáñez, fue desprendida para marchar al sur del
río Negro a perseguir a las tribus, que salvándose de la
persecución de las fuerzas de Pacheco hubiesen huido en dirección
al cabo de Hornos.
Esta división penetró en esos desiertos y
alcanzó hasta la latitud de las Islas Malvinas, de la Tierra del Fuego.
Sorprendió a las fuerzas del cacique Cayupán en
sus mismas guaridas, en donde fueron totalmente acuchilladas, tomando
prisioneras a las chusmas, lo que dio por resultado que los indios de pelea que
escaparon vinieron en seguida a presentarse a Rosas en el Colorado y
sometiéndose sin condiciones.