Los amigos de Rosas sostenían más tarde que
había existido el plan de levantar esas tribus para que se lanzasen sobre
el ejército expedicionario, y tomándolo dividido, concluyesen con
él.
Lo cierto es que una partida de indios que fue a
Tapalquén desde Salinas, en parlamento acerca de los caciques que
habían quedado al mando de las tribus en lugar de Catriel y de Cachul,
que habían marchado en el ejército expedicionario con 600 indios
amigos, prestándole grandes servicios, fueron fusilados, consiguiendo
así contener la sublevación que combinaban.
Apenas supo Rosas esta tentativa de sublevación,
despachó desde el Colorado al sargento mayor D. Bernardo Irigoyen con
cuatro soldados y dos indios, llevando órdenes suyas y de los caciques
Catriel y Cachul para los otros caciques que estaban al mando de las indiadas de
Tapalquén, a fin de que fuesen inmediatamente fusilados los indios que se
decía que desde Salinas y de Buenos Aires habían ido a sublevar
esas tribus.
El resultado general de la expedición de la columna de
la izquierda fue importantísimo.
Gran número de indios fueron muertos en la
persecución que se les hizo, y una gran parte se sometió al
ejército expedicionario.
Cerca de tres mil cautivos fueron libertados y este
número se sobrepasó cuando después siguieron los indios
entregando los cautivos que tenían y rescatándolos las divisiones
que continuaron persiguiendo a los salvajes que no se habían
sometido.