En 1871 el coronel Gainza, ministro de Guerra y Marina,
hacía saber al Congreso que se preparaba a dar cumplimiento a la ley
sobre traslación de las fronteras al río Negro. La noticia fue
recibida con júbilo, pues era el primer paso que se daba oficialmente,
después del decreto sobre la ocupación de Choele-Choel, con el
propósito de coronar aquella empresa nacional, sobre la cual el mismo
senador Llerena había interpelado al Ministerio un año antes.
En 1872, la Memoria del Ministerio de Guerra anunciaba un hecho
de trascendencia: la doble exploración del río Negro y de los
territorios adyacentes.
El teniente coronel Guerrico, comandante de un buque de guerra,
había recibido orden de navegar el río Negro, a fin de conocer
exactamente el curso, configuración y altura de costas, profundidad y
corrientes de aquél y de los ríos Limay y Neuquén. Esta
expedición fracasó algunas leguas arriba de Choele-Choel, por
razones que en otro capítulo analizaremos.
Más feliz, porque iba a lomo de caballo, el oficial
encargado de la exploración terrestre llegó a su destino sin
tropiezo. En efecto el Ministerio de la Guerra había dispuesto que
simultáneamente y a título de nueva verificación de
tratados (dice la Memoria de Guerra de 1872) el comandante militar de Patagones
emprendiese la exploración del territorio. La exploración
duró cuatro meses, a las órdenes del sargento mayor Mariano
Bejarano y llegó hasta las tolderías de Shayhueque en las
Manzanas.