Hace la relación de sus exploraciones en las tierras del
sur, consigna datos geográficos importantes sobre las regiones andinas
del río Negro y los cursos de agua que corren al norte de éste,
concluyendo por condensar su pensamiento así:
"Poblaríase, pues, este país comenzando por
la traslación de los fuertes de esta Frontera de Buenos Aires a la orilla
izquierda o septentrional del río Negro."
Desesperante era la situación de la frontera, cuando
llegó al Río de la Plata el distinguido geógrafo B.
Félix Azara, quien, como se ha dicho, se sorprendió al hallar la
capital del Virreinato estrechada por las chuzas del salvaje, reducida al
terreno mal guardado aún por sus líneas de fortines.
Azara partió con la comisión geográfica,
de que formaba parte el ingeniero Cerviño y el piloto Insiarte, a
practicar un reconocimiento sobre la línea de fortines, con encargo de
proyectar las reformas inmediatas; y de regreso formuló su conocido
memorial, presentado al Virrey, datado en Buenos Aires a 31 de julio de 1796, en
el cual aconseja las reformas de la línea existente, y se engolfa en
interesantes consideraciones generales sobre el problema secular de la Frontera,
concluyendo por declararse partidario de la línea del río
Negro.