Asimismo se decidió a abrir la campaña. Como
Callejas había quedado en Buenos Aires de orden superior, dio el mando de
la expedición al piloto D. Basilio Villarino, alférez de la real
armada, que se había hecho notable en los reconocimientos de la costa
desde la peligrosa barra del río Colorado, hasta la bahía San
José.
Viedma habíase establecido provisoriamente en el Carmen
de Patagones, nueve millas al interior de la desembocadura del río Negro;
y dio las reales instrucciones al piloto Villarino, para que se lanzara a la
audaz navegación del río Negro, en la cual no ha sido superado por
los exploradores que han seguido sus huellas.
De regreso Villarino confeccionó una carta
geográfica del río Negro, cuya copia hemos consultado en el
Departamento de Ingenieros de la Provincia, y la acompañó de una
Memoria en forma de Diario de navegación.
Encargado aquel piloto de una exploración con
propósitos políticos, para ocupar con las armas de España
las tierras que Falkner parecía ofrecer a la codicia de la
política inglesa, concibió como un resultado incidental de su
famoso viaje, la idea que hasta hoy es el fundamento capital de la
solución definitiva de la cuestión frontera.
Efectivamente, al margen de aquella carta geográfica, en
una extensa leyenda, el real piloto sugiere la idea de ocupar Choele-Choel y la
confluencia de los ríos Neuquén y Negro, arrebatando así a
los salvajes dos pasos indispensables, que les sirven para realizar sus saqueos
en las pampas de Buenos Aires.