5º La paz con los indios, sobre la base del reconocimiento
de la propiedad del territorio que ocupen, su desarme completo y
excepción del servicio militar durante veinte años.
En 1868, poco antes de entregar el mando de la República
el general Mitre al presidente Sarmiento, fue firmado un decreto ordenando la
ocupación militar de Choele-Choel, decreto sin consecuencias
prácticas, porque la nueva Administración no le dio cumplimiento,
limitándose a mandar una fuerza de 150 hombres y un vapor, con el fin de
hacer un reconocimiento hasta aquella isla.
A la vez que el Congreso y los propagandistas de la
República Argentina preparaban un movimiento fecundo de opinión,
ensanchando la de los partidarios de la línea del río Negro, se
publica en Chile el libro más interesante que conocemos sobre sus
fronteras, escrito por el coronel D. Cornelio Saavedra, conquistador moderno de
Arauco, como comandante en jefe del ejército chileno de operaciones para
avanzar la frontera. En oficio de 1º de junio de 1870 el coronel Saavedra
expone a su Gobierno las dificultades con que tiene que luchar, a consecuencia
de la íntima conexión que existe entre el problema de la frontera
chilena y el de la frontera argentina, y observa lo siguiente:
"El sistema de ocupación de puntos de cordillera o
de una línea paralela a ésta, para estorbar principalmente las
connivencias con los indios de la Pampa, prometería mejores resultados su
adopción, si no fuera que, para sostenerse por sí sola,
requeriría doble número de fuerzas por su aislamiento; siendo
entre tanto indudable que cuando el gobierno apoyado en su línea del
Topen llegue a enseñorearse de Villa Rica, se hallará a menos
costo, con mayores facilidades para producir el mismo efecto.
Estos antecedentes, dice en otra página, revelan, pues,
que los caudillos arribamos se hallan en estrechas relaciones e inteligencias
con los indios de ultracordillera, y que, para sostener contra ellos un sistema
de guerra que tienda a dominar permanentemente el corazón de Arauco,
inclusos los boquetes andinos de comunicación con la Pampa, tendremos, o
que abandonar los salvajes a la impunidad de sus crímenes o lanzarnos a
una vía de expediciones interminables, cuyo éxito muchas veces
puede ser desgraciado, si éstas se componen de pocas fuerzas, e
infructuoso cuando sean numerosas."