"La herencia de la Sangre"
estudia, como de su título se infiere, los dramas de la avariosis europea que trajeron a América los conquistadores, difundiéndola en el nuevo continente como una herencia trágica... El dolor de esa herencia que resurge a través de los siglos, álzase en las páginas de Claudio bajo el influjo de su pluma maestra. El amor más casto y más perspicuo, se doblega bajo el cataclismo del contagio, como una flor de ceibo bajo el hacha del viento.
Y no se crea que el autor de este libro se entretiene por corrupción de espíritu en el análisis del mal. Ante dos padres, inclinados sobre la cuna rosada de un niño que llega a la vida con el estigma de la muerte, el autor se estremece de rabia. Y solloza...
Hay en "La herencia de la Sangre" un admirable personaje -el doctor Grott- que parece la encarnación del mismo Claudio, Escribe un libro sobre el "Terrible Mal". Escarba en lo más hondo de la sociedad, deseoso de prestar un servicio a la ciencia. Busca el Mal para encontrar el bien...