-Nada. Puedes retirarte. Buenas noches.
Y Alba, ya sola en el "petit"
salón, , tibio y suntuoso, estiró su talle con cansancio al mismo tiempo que los brazos. Exhalando un largo suspiro, miró sus manos transparentes, y mientras se las frotaba, friolenta, pausada, pensativa, con la blanda esbeltez de una favorita. hastiada, dejóse caer de rodillas sobre mullido y antiguo sillón de brocado carmesí puesto cerca del balcón.
Reclinó la cabeza sobre el
respaldar, y grandemente abiertas las pupilas, quedóse mirando el "plafond" pintado al fresco. Quedóse inmóvil, blanda, en un descoyutamiento de todos sus miembros. Era bella, era pálida, era triste en su belleza...
Tipo de antigua hebrea; pálidas las mejillas y la frente, como si un claror de luna las bañara; la cabellera, de un rubio como de viejo bronce, ceñida al uso de las patricias de la vieja Roma; sellada la boca por un rictus de dolor y de ternura, y verdes los ojos, verdes como dos estanques sombríos; luminosos y cargas de promesas pasionarias... Ojeras muy hondas los circuían.