Después, el "foyer"... La
luz derramándose en blondos torrentes; las majestuosas escaleras de mármol, guardadas por el gesto rígido de sus estatuas; caballeros de "frac" y "smoking", paseándose, atentos a la entrada de las damas. Un coronel de la república, arrogante y fuerte, que desfilaba bajo los pliegues de su larga capa color ceniza; inquisidora la mirada y erguidos los obscuros mostachos; sonrisas de falsa amabilidad y manos enguantadas que al pasar dicen: "buenas noches", de manera ostentosa.
Los cortinajes color de grana de las puertas interiores; la temperatura dulcemente tibia; la gran sala radiosa, repleta de sederías, de joyas rutilantes, de trajes negros y de aristocráticos perfumes...
Asientos que se mueven en el fondo de los palcos; la orquesta, como una mancha larga y obscura que se estremece y exhala notas inacordes de violines y de flautas; toses aquí y allá; gemelos, sonrisas y saludos ceremoniosos de una falsía hermosamente disfrazada; límpidas calvas de viejos elegantes y otras calvas prematuras. Exhibicionismo; feria de galas, de amores, de deseos y de envidias sordas y profundas...