https://www.elaleph.com
-¿Sabéis? -dijo Montecristo, bajando la voz-, que no me parecéis muy entusiasmado con esa boda?
-La señorita Danglars es demasiado rica para mí -dijo Morcef-, eso me asusta.
-¡Bah! -dijo Montecristo-, razón de más, ¿no sois vos también rico?
-Mi padre tiene algo..., como unas cincuenta mil libras de renta, y me dará diez o doce mil cuando me case.
ediciones elaleph.com