-No os entiendo -murmuró Luciano.
-Pues bien claro me explico -respondió el joven, con una
sencillez que nada tenía de afectada-; anunciadle el mejor día una noticia
telegráfica que sólo vos hayáis podido saber; por ejemplo, que a Enrique IV le
vieron ayer en casa de Gabriela; esto hará subir los fondos; ella obrará
inmediatamente, según la noticia que le hayáis dado, y seguramente perderá
cuando Beauchamp escriba al día siguiente en su periódico:
«Personas mal informadas han dicho que el rey Enrique IV fue
visto anteayer en casa de Gabriela; esta noticia es completamente falsa; el rey
Enrique IV no ha salido de Pont-Neuf.»