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Montecristo soltó una carcajada.
-¡Y bien! -dijo a Morcef-, ya estáis prevenido. Pero ahora que
me acuerdo, no sólo vuestro padre se pondrá furioso; el señor y la señora
Danglars me considerarán como a un hombre de malas maneras. Saben que nos
tratamos con cierta intimidad, que sois mi amigo parisiense más antiguo, y si no
os encuentran en mi casa, me preguntarán por qué no os he invitado. Al menos,
buscad un compromiso anterior que tenga alguna apariencia de probabilidad, y del
cual me daréis parte por medio de cuatro letras. Ya sabéis, con los banqueros,
sólo los escritos son válidos.
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Consiga El Conde de Montecristo (Tomo IV) de Alejandro Dumas en esta página.
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Está viendo un extracto de la siguiente obra:
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El Conde de Montecristo (Tomo IV)
de Alejandro Dumas
ediciones elaleph.com
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Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
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