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Ecl.- Hablemos ahora del precepto eclesiástico del celibato, si os parece ya tiempo oportuno.

Ar.- Juzgo que antes de llegar a este examen nos faltan otras consideraciones. Ya hemos ve alma o cuerpo, sin un expreso mandato divino. Estamos también de acuerdo en que Jesucristo manifestó lo apreciable que le eran la virginidad y el celibato, y que como cosas superiores y más excelentes que el matrimonio, las aconsejó. Y por último hemos convenido en que no hay vestigio alguno en todo el Nuevo Testamento por donde se infiera que los seguidores del consejo deban ligarse por voto o por ley para observarle, trastornando de este modo su naturaleza y elevándole a precepto. Como este trastorno se ha hecho por derecho humano, esto es, por leyes puramente eclesiásticas, parece que el orden de las ideas nos debía conducir naturalmente a mirar este punto bajo el aspecto del derecho humano. Mas yo creo que para entrar en esta cuestión con más claridad, y resolverla con más expedición, convendría no dejar por tocar ninguna idea de la virginidad y el celibato que tuviese relación con el derecho natural. Por esta razón debemos examinar, primero, si son virtudes. ¿No os parece que éste es el orden?

Ecl.- Si hubiera lugar a la duda convendría en ello, mas ¿quién puede dudarlo? Ya San Jerónimo refutó completamente a Joviniano y Vigilancio, y quedó triunfante esta causa.

Ar.- Sí, triunfaría ciertamente, pero sería de los errores de estos dos herejes. Mas como aquí no tratamos de errores, no vienen al caso San Jerónimo, ni Joviniano, ni Vigilancio. Confesamos la excelencia y superioridad de la virginidad y del celibato sobre el matrimonio, el aprecio que hizo de ella Jesucristo, y el consejo que dio. No entiendo, pues, a qué viene esa observación. Pero sigamos. No hay más que tres clases de virtudes: intelectuales, morales y teologales. ¿A cuál de estas clases pertenecen?

Ecl.- No hay duda que ni son virtudes intelectuales ni teologales; debe, pues, quedar como cosa indudable que son virtudes morales.

Ar.- Vosotros que leéis tanto a Santo Tomás de Aquino, ¿ignoráis qué quiere decir virtud moral?

Ecl.- Me acuerdo muy bien que en el artículo 1º de la cuestión cincuenta y ocho de la primae secundae dice que, para entender lo que quiere decir virtud moral, conviene saber qué significa la palabra mos. Que ésta unas veces significa costumbre, y otras inclinación natural o casi natural para hacer alguna cosa, y que la virtud moral se llama así de la palabra mos tomada en la segunda acepción, esto es, según que significa inclinación.

Ar.- Según esa doctrina, virtud moral quiere decir virtud natural, o que encuentra disposición en la naturaleza.

 
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