Las fuentes documentales y otras me permitieron determinar
nuevos masones que por razones de tiempo, ya que el autor falleció a principios
de 1981, no figuraron en el libro de Lappas. Por ejemplo, Arturo Jauretche, que
fue iniciado en 1934, de la mano de Gabriel Del Mazo. Eso ocurrió después del
sangriento levantamiento radical yrigoyenista de Paso de los Libres (Corrientes)
y Jauretche se refugió en la masonería para lograr protección. El periodista
Rogelio García Lupo me dijo que cuando actuó con Jauretche en la intervención de
EUDEBA, en 1973, aquél le refirió la historia de su ingreso a la masonería que
realizó junto a Atilio García Mellid. Como este último, al parecer, tenía buena
voz, los masones de la logia lo hicieron "orador" de ella. La represión del
gobierno justista fue implacable con los revolucionarios radicales pero, como
Agustín P. Justo y Julio Argentino Roca (hijo) eran masones, miraron para otro
lado con los masones insurgentes. El padre del general Justo, de profesión
abogado, había sido Gran Maestre y Roca (hijo) perteneció a la "Logia Voltaire"
de Córdoba. Su padre, el general Julio Argentino Roca, no perteneció a la
masonería, pero durante sus mandatos al frente del Poder Ejecutivo cumplió con
el proceso de secularización. Casi todos sus ministros eran masones militantes.
En cambio, el general Rudecindo Roca, hermano y tío de Julito Roca, fue Gran
Maestre de la masonería argentina.
También pude determinar que fueron masones otros dos radicales
que actuaron en la época de la presidencia del doctor Raúl Alfonsín, Jorge
Roulet y Germán López. A Roulet lo traté a finales de la última dictadura
militar cuando viajamos en 1982 a Caracas a un encuentro organizado por la
Fundación Friedrich Ebert, de Alemania, que reunió a exiliados con los
opositores al régimen militar que habíamos quedado en el país. Nunca trascendió
de parte de Roulet su carácter de masón pero lo cierto es que, una vez
fallecidos, los masones ya no guardan discreción sobre sus miembros. Roulet,
según obtuve la información, se había iniciado en los años cincuenta en el Gran
Oriente Federal Argentino (GOFA). Otros masones, por ejemplo, fueron Francisco
G. Manrique e Isaías Santín, un sindicalista de origen asturiano, partidario de
la República Española, que colaboró con Evita en la Fundación Eva Perón. Santín
era amigo de otro masón de origen socialista, Oriente Cavalieri, que apoyó al
peronismo desde el Partido Socialista de la Revolución Nacional, una fracción
pro peronista escindida del viejo Partido Socialista. El canciller peronista,
Juan Atilio Bramuglia, también perteneció a la masonería, integrando la "Logia
Unión Justa" Nº 351.
Fueron masones dirigentes de izquierda como Enrique Broquen,
miembro del Movimiento al Socialismo (MAS) iniciado en la masonería
probablemente de la mano de su padre, el general de división Eduardo Broquen, y
comunistas de la primera hora, luego disidentes, como Simón Scheimberg y Aldo
Pechini quienes impulsaron entre 1919 y 1921 la legendaria revista Documentos
del Progreso. Esa revista informaba sobre los sucesos revolucionarios en la
Rusia soviética y reproducía documentos sobre los primeros años del gobierno
encabezado por V. I. Lenin. Simón Scheimberg, años después, perteneció al Gran
Oriente Federal Argentino (GOFA). También me ha llamado la atención, según me lo
observó el médico Enrique Dratman, de acuerdo con el libro Escritos de
Rodolfo Ghioldi (tomo II, Editorial Anteo, 1976, páginas 20 y 26), que el
dirigente comunista hiciera un llamamiento el 11 de abril de 1947, durante un
acto en el comité de Villa Devoto del Partido Comunista, para que se apoyara la
labor de Acción Laica Argentina (ALA), una entidad claramente masónica
dependiente del GOFA. Rodolfo Ghioldi no era masón, desde luego, pero ese
extraño apoyo es fácilmente comprobable leyendo el libro mencionado.