Emilio P. Corbière era de ideas socialistas, hijo de un
"comunero" parisino de 1848, que arribó a Buenos Aires en 1853. Mi padre también
fue socialista, partícipe de la Alianza de los Intelectuales Antifascistas,
Periodistas y Escritores (AIAPE), junto a su amigo el médico Emilio Troise. En
cambio, mi abuelo materno era miembro del Partido Conservador de la provincia de
Buenos Aires, pero todos profesaban el librepensamiento, el liberalismo político
y filosófico. Ese ambiente se respiraba en mi casa, en donde se acumularon las
bibliotecas de dos generaciones que constituyeron una base de mis
conocimientos.
El tema masónico estaba latente en mi casa pero como estudié
durante mi niñez y la primera parte de la adolescencia en el Colegio La Salle de
los Hermanos de la Escuelas Cristianas, el catolicismo preconciliar imperante
hacía de la masonería una demonización, a lo que me he referido en mi libro
Los catecismos que leyeron nuestros padres. Ideología e imaginario popular en
el siglo XX. Con los años he podido retomar la investigación sobre la
historia e ideología de esta organización tributaria del liberalismo
democrático-burgués de los siglos XVIII y XIX.
La historia masónica
Hay sólo tres libros en Argentina sobre la historia de la
masonería. El de Salvador Ingegnieros, padre de José Ingenieros, sobre la
historia mítica de la organización; otro de Antonio Rodríguez Zúñiga, el
bibliotecario de la Gran Logia, que comienza con la revolución de 1810 y termina
con la caída de Rivadavia, y el de Martín V. Lascano, dos gruesos volúmenes
sobre la historia de las sociedades secretas, políticas y masónicas que pueden
consultar-se en la Biblioteca del Congreso de la Nación.
Hay también algunos ensayos dispersos y un diccionario de
biografías de masones argentinos de Alcibíades Lappas y otros autores masónicos.
Pero los aportes más importantes son los tres que nombré primero porque se trató
de trabajos sistemáticos. El de Ingegnieros, escrito a fines del siglo XIX,
abordó la historia mítica y real de la masonería; el de Rodríguez Zúñiga era una
orientación liberal-unitaria y el de Lascano, por el contrario, fue una
interpretación federal-dorreguista, muy crítico de la interpretación histórica
de Mitre, también masón.
La masonería siempre ha estado surcada por corrientes internas.
Como organización que dice sostener el librepensamiento, ha mantenido a lo largo
de los siglos una orientación plural, por lo menos en sus expresiones más
genuinas. Así contiene miembros que proceden de diversas creencias religiosas,
militantes de confesiones o iglesias, agnósticos y también ateos, en todos los
casos, que fundamenten su criterio o elección filosófico-ideológica. Se excluye
a los dogmáticos, a los elementos totalitarios, fundamentalistas y nihilistas.
Lo mismo ocurre con la política. Hay conservadores, liberales, radicales,
socialistas, anarquistas, populistas, revolucionarios. La historia de la
institución lo ha demostrado suficientemente.