Pero, por otra parte, cabe aclarar que tampoco se debe incurrir
en la superchería, ampliamente difundida por sus detractores, de que la
masonería actúa como un compacto ejército secreto de estructura verticalista y
conducción unificada. Resultan oportunas las palabras de De Gandía al respecto:
"Estas logias, repetimos para quienes buscan conexiones innecesarias, lo mismo
podían depender de una logia mayor en el país o en el extranjero, que ser
independientes. Estas últimas actuaban por su cuenta, tenían sus propósitos y
los llevaban a cabo sin permiso ni autorización de otras logias. A veces estaban
de acuerdo entre sí y otras veces eran enemigas y se combatían. Los autores que
imaginan que todas las logias debían recibir órdenes de Inglaterra o responder a
una sola idea no saben lo que piensan ni lo que dicen" (*******). La Logia de
Buenos Aires se manejaba con total autonomía, tanto por su origen constitutivo
como por su carácter de sociedad política: no hay constancia más elocuente de
ello que su fluctuante trayectoria y sus divisiones internas".
Citas en el libro de Pasquali:
(*) Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano, Imprenta de Mayo, 1859, tomo II, pág. 273.
(**) Ibídem, pág. 275.
(***) B. Mitre, Historia de San Martín, op. cit., tomo I, pág. 92.
(****) Cfr. Fabián Onsari, San Martín, la Logia Lautaro y
la francmasonería, Avellaneda,
1951.
(*****) DHLGSM, op. cit., tomo VII, pág. 9, Salamina, 6 de noviembre de
1817.
(******) E. J. Corbière, op. cit., págs. 192 y 206-7.
(*******) E. de Gandía, La independencia..., op.
cit., pág. 51.
En el libro de Pasquali San Martín confidencial, resulta
muy interesante advertir que el Libertador utilizaba, para referirse a la
masonería, a la que nunca menciona por su nombre, expresiones como
"establecimiento de educación", los "amigos", los "matemáticos", los "filósofos"
e incluso luego de un incidente con el masón Manuel Moreno, embajador de Rosas
en Europa, se permite hacer una crítica general a la conducta de los miembros de
la Orden y le dice el 16 de agosto de 1834, desde Grand Bourg, a su amigo el
masón Tomás Guido: "...Nosotros los filósofos somos muy sabios en teoría, pero
muy ignorantes en la práctica...". Lo de las "matemáticas" es una referencia
común de los masones de todos los tiempos a las doctrinas pitagóricas y a la
geometría antigua que forma parte de sus doctrinas metafísico-herméticas.
Pasquali también se ha referido a la actuación de San Martín en
la masonería durante su época como oficial español, su iniciación y
reclutamiento para la causa de la liberación americana. Lo ha hecho en el ensayo
"San Martín: el hombre y la misión", que apareció en el número especial "San
Martín a 150 años de su muerte" de Todo es Historia de agosto de
2000.
"No debió ser ajena a esa peculiar y ambivalente situación de
San Martín -dice la historiadora- la activa influencia de la masonería,
extensamente infiltrada en los cuadros del ejército, en concordancia con la
intensa campaña de propaganda implementada por la Francia revolucionaria y luego
imperial para difundir allende los Pirineos los ideales de libertad, igualdad y
fraternidad que le servían de bandera. Sin duda, la participación en las logias
de la Orden operó como un canal alternativo al oficial para alcanzar un mejor
posicionamiento castrense. No parece casual que desde 1808 fuera iniciado en la
'Logia Integridad' de Cádiz, de la que el general Solano era venerable maestro,
y comenzara a ocupar empleos más expectables que los hasta entonces
desempeñados. Poco después se afilió a la 'Logia de los Caballeros Racionales Nº
3', en la que recibió el tercer grado de la masonería simbólica, es decir, el de
maestro masón, convirtiéndose simultáneamente en inseparable edecán del general
Antonio Malet, marqués de Coupigny, y secundándolo, llegó a introducirse, como
se ha visto, en el cuartel general del mismísimo Wellington, cuando el estratego
británico -vencedor final del Gran Corso- tuvo a su cargo la defensa de
Portugal".
También dice después Pasquali, en otra parte de su escrito: "En
la segunda mitad de octubre arribó (San Martín) a Londres, donde se reunió con
sus cofrades y con otros americanos ya iniciados en la llamada 'Casa de los
Venezolanos', que había servido de residencia al precursor caraqueño Francisco
Miranda y hasta donde pocos meses atrás había ido a buscarlo Simón Bolívar para
que se pusiera a la cabeza del movimiento revolucionario iniciado en su patria.
Allí San Martín fue ascendido al quinto y último grado, y junto a Carlos M. de
Alvear, Matías Zapiola, Servando Teresa de Mier, Villaurrutia y Chilavert -por
mandato de la Nº 3, que había quedado bajo la dirección del presbítero porteño
Ramón Eduardo Anchoris- fundaron a finales de octubre otra filial de los
Caballeros Racionales, distinguida con el Nº 7 y presidida por Luis López
Méndez, cuya misión era servir de nexo con las otras sociedades, a la vez que
brindar refugio a los amigos que lograron escapar de Cádiz. Finalmente, en enero
de 1812 San Martín y sus compañeros se embarcaron en la fragata George Canning
con destino a Buenos Aires".