https://www.elaleph.com Vista previa del libro "El jardín del Edén" de Hans Christian Andersen (página 5) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Viernes 17 de mayo de 2024
  Home   Biblioteca   Editorial   Libros usados    
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  3  4  (5)  6  7  8  9  10  11  12  13  14  15  16  17  18 
 

-Sí, y ¡vaya si es espléndida! Tiene una pista de baile lisa como un panqueque, y está toda cubierta de nieve a medio derretir, entremezclada con el musgo y salpicada aquí y allá por huesos de ballenas y osos polares que semejan piernas y brazos de gigantes, cubiertos de verdín. Se diría que el sol no ha brillado nunca sobre ellos. Soplé un poco para disipar la niebla y logré distinguir una casa construida con despojos de naufragios y recubierta con pieles de ballena, toda roja y verde, y un oso polar sentado en el techo, gruñendo. Me acerqué a la playa para curiosear los nidos de las aves marinas, y vi los polluelos sin plumas todavía, chillando y boqueando. Soplé y soplé hasta que hice bajar las cabezas a miles de ellos, y eso les enseñó a cerrar el pico. Un poco más lejos estaban las morsas, revolviéndose en el agua como larvas monstruosas, con sus cabezas como de cerdo y sus colmillos de casi un metro de largo.

-Eres un buen narrador, hijo mío -dijo la madre-. Se me hace agua la boca oírte.

-Luego hubo una cacería. Los hombres arrojaban arpones a las morsas, y la sangre brotaba por entre el hielo como manantiales. Entonces recordé la parte que me correspondía en el juego; soplé mis barcos, es decir, los témpanos de las montañas, empujándolos hacia los botes. ¡Ah! ¡Cómo chillaban y silbaban las tripulaciones! Pero yo silbaba más fuerte que ellos. Tuvieron que arrojar al agua las morsas cazadas y también los cajones y sogas. Yo les eché encima montones de copos de nieve y los hice derivar hacia el sur, para que probaran a qué sabe el agua salada. ¡No volverán nunca más a la isla de Behring!

-¡Pero entonces has estado cometiendo malas acciones! -exclamó la madre de los vientos.

 
Páginas 1  2  3  4  (5)  6  7  8  9  10  11  12  13  14  15  16  17  18 
 
 
Consiga El jardín del Edén de Hans Christian Andersen en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
El jardín del Edén de Hans Christian Andersen   El jardín del Edén
de Hans Christian Andersen

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2024 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com