-No sospecho de nadie. La muerte llama a vuestra puerta y va,
no ciega, sino inteligente, de cuarto en cuarto, escogiendo sus víctimas. Y
bien, sigo sus pasos, adopto la prudencia de los antiguos. Busco por todas
partes, porque mi cariño para vos y el respeto a vuestra familia es una doble
venda que cubre mis ojos...