-No, señor; no se puede... en perjuicio de tercero.
-Lo primero es la vida, la salud, la diosa salud.
-No, señor; lo primero es el
alcalde, y lo segundo el primer teniente de alcalde. Usted sabrá higiene
pública, pero yo sé higiene privada.
-Pero su periódico de usted es de intereses materiales...
-Sí, señor, y morales. Y mi único interés moral es que viva el periódico, porque si usted me lo mata, ya no puedo defender nada, incluso el estómago.
El último artículo que publicó Resma en El Despertador Eléctrico comenzaba diciendo:
«Esperemos que esta vez nadie se dé por aludido. Vamos a hablar de la terrible enfermedad que azota en toda la comarca al nunca bastante alabado y bien mantenido ganado de cerda...»