La mayor parte del ser de cada niño tiene que ser reprimido,
completamente lanzado a la oscuridad. Pero esa parte reprimida se auto-afirma,
trata de rebelarse, reacciona; quiere salir a la luz y tú tienes que forzarla
una y otra vez hacia dentro. Por esta razón tienes miedo del encuentro contigo
mismo, porque ¿qué le sucederá a la parte reprimida? Ella saldrá de nuevo, está
ahí. ¿Qué le sucederá al subconsciente? Si tú te encuentras contigo mismo el
subconsciente estará ahí, todo lo que has negado estará ahí, y eso te da
miedo.
A menos que un niño sea totalmente aceptado tal como es, este
miedo permanecerá; pero aún no ha existido ninguna sociedad que acepte al niño
totalmente. Y parece que no va a existir jamás ninguna sociedad que acepte al
niño totalmente, porque esto es casi imposible. Así que, más o menos, la
represión estará ahí. Y todo el mundo tendrá que enfrentar, algún día, este
problema de confrontarse a sí mismo.
Te conviertes en discípulo el mismo día en el que te olvidas de
lo bueno y de lo malo; cuando te olvidas de lo que es aceptado y de lo que no es
aceptado. Te conviertes en discípulo solamente el día en que estás listo para
exponer todo tu ser a ti mismo.
El Maestro es simplemente una obstetriz. El te ayuda a pasar a
través de un nuevo nacimiento, a renacer. ¿Y cuál es la relación entre un
Maestro y un discípulo? Un discípulo tiene que confiar; no puede dudar, si duda
entonces no puede mostrarse. Cuando dudas de alguien te cierras, no puedes
expandirte. Cuando dudas... Aparece ahí un extraño, entonces te cierras a ti
mismo; no te puedes abrir porque no sabes qué te va a hacer ese extraño. No
puedes estar vulnerable ante él; tienes que protegerte, tienes que crear una
armadura.
Con un Maestro tienes que dejar caer la armadura completamente,
eso es una necesidad. Aún con un amante puedes llevar un poco de tu armadura;
frente a un amado puedes no ser tan abierto. Pero con un Maestro, la apertura
tiene que ser total, de otro modo nada sucederá. Si es que guardas aún una
pequeña parte tuya, la relación no surgirá. Una confianza total es necesaria,
sólo entonces podrán ser revelados los secretos, sólo entonces las llaves te
podrán ser ofrecidas. Pero si tú te estás escondiendo, eso quiere decir que
estás peleando con el Maestro y entonces nada puede hacerse.
Luchar con un Maestro no es la vía; entregarse es la vía. Y la
entrega ha desaparecido del mundo completamente. Muchas cosas han contribuido
con eso: desde hace tres o cuatro siglos al hombre se le ha enseñado a ser
individualista, egoísta; al hombre se le ha enseñado a no rendirse, sino a
pelear; a no obedecer, sino a rebelarse; al hombre se le ha enseñado a no
confiar, sino a dudar. Ha habido una razón para eso; porque la ciencia crece a
través de la duda. La ciencia es escepticismo profundo. Funciona no por medio de
la confianza, funciona a través de la lógica, del argumento, de la duda: cuanto
más dudas, más científico te vuelves. Tal camino es diametralmente opuesto al
camino religioso.