Entre un psiquiatra y su paciente existe una relación que
tiende a ser enfermiza, patológica -porque un paciente no viene en busca de la
verdad, realmente ni siquiera en busca de salud. Esta palabra salud (wholeness,
holiness) significa totalidad, significa sanidad, significa una profunda
curación dentro del ser. Un paciente no viene por esta salud, porque si viene
por esta salud, entonces no puede ser otra cosa que un discípulo. Un paciente
viene a deshacerse de la enfermedad, su actitud es totalmente negativa. El ha
venido simplemente para ser forzado a estar normal nuevamente, sólo para volver
a ser una pieza que funcione dentro del mundo nuevamente. Se ha desadaptado,
necesita adaptación y el psiquiatra le ayuda a adaptarse nuevamente. Pero
¿adaptado a quién? Adaptado a este mundo, a esta sociedad, la cual está
totalmente enferma.
Lo que tú llamas ser un humano "normal" no es sino la patología
normal, o la locura normal, o la insanidad normal. El hombre normal también está
enfermo, pero enfermo dentro de ciertos límites, límites aceptados por la
sociedad, por la cultura. A veces alguien va más allá, cruza los límites
-entonces se enferma. Entonces toda la sociedad, la cual está enferma, dice que
ese hombre está enfermo. Y el psiquiatra existe en el límite para ayudar a que
este hombre regrese de nuevo a la muchedumbre.
El psiquiatra no puede ser el Maestro, porque él mismo no está
integrado. Y el paciente no puede ser el discípulo, porque no ha venido para
aprender. El está perturbado y no quiere estar perturbado, su esfuerzo es
solamente para adaptarse, no está en busca de salud. El psiquiatra no puede ser
el Maestro, aunque está pretendiendo serlo en el Occidente y tarde o temprano él
pretenderá que es el Maestro también en el Oriente. Pero no puede serlo, él
mismo está enfermo. El puede ayudar a otros a adaptarse, eso está bien: un
hombre enfermo puede ayudar a otro hombre enfermo -en algunas formas. Pero un
enfermo no puede llevar a otro enfermo al estado de integración; un loco no
puede ayudar a otro loco a salir de la locura.
Aún tus Freuds, tus Jungs, tus Adlers están absolutamente
enfermos; no sólo los psiquiatras comunes, sino los más grandes de ellos también
están patológicamente enfermos. Te contaré unas cuantas cosas para que puedas
sentir esto: cada vez que alguien mencionaba algo acerca de la muerte, Freud
comenzaba a temblar. Incluso en dos ocasiones se desmayó y cayó de su silla
simplemente porque alguien estaba hablando sobre las momias en Egipto. ¡Se
desmayó! En otra oportunidad, también Jung estaba hablando sobre la muerte y
cadáveres, y repentinamente comenzó a temblar, cayó, se desmayó, perdió el
conocimiento.