La felicidad surge al sentirse necesario. Cuando eres necesario
te sientes feliz porque sientes que tu ser tiene significado; sientes que tu
vida tiene significado; sientes que eres necesario y que sin ti las cosas serían
diferentes. Pero ahora, sin ti nada es diferente, mas bien las cosas serán
mejores sin ti porque las máquinas pueden hacer todo mejor que tú. Tú eres
simplemente un obstáculo, simplemente una cosa arcaica. El hombre es la cosa más
obsoleta hoy en día, porque todos los años sale una nueva edición de todas las
cosas: un nuevo modelo de los carros Ford, un nuevo modelo de todo. Sólo el
hombre permanece siendo el modelo más obsoleto. En medio de tantas cosas nuevas,
tú eres la única cosa vieja.
La mente moderna continuamente siente una falta de significado
porque nadie te necesita. Aún los niños no te necesitarán, porque el gobierno,
los asistentes sociales del gobierno, se encargarán de ellos. Los ancianos
padres no te necesitarán, habrán entidades -del gobierno, del estado- que se
encargarán de sus necesidades. ¿Quién te necesita? Y cuando sientes que nadie te
necesita, que eres simplemente una carga innecesaria ¿cómo puedes ser feliz?
En la antigüedad tú eras necesario. En algún lugar, un místico
judío, Hillel, quien debe haber sido un hombre de gran confianza, un hombre que
oraba mucho, le dijo a Dios en su oración: "No pienses que sólo yo te necesito
-tú también me necesitas. Sin mí no serás nada. Si Hillel no está ahí ¿quién
orará? ¿Quién te venerará? Yo soy una necesidad. Así que recuerda esto: Yo te
necesito, eso es verdad -tú también me necesitas".
Cuando todo el universo te necesita -aún el Dios- entonces tú
tienes un sentido, un significado, una fragancia. Pero ahora nadie te necesita;
puedes ser descartado fácilmente, tú no eres nada. La tecnología ha creado la
comodidad y te ha hecho descartable. La tecnología te ha hecho mejores casas,
pero no un hombre mejor, porque un hombre mejor necesita de alguna otra
dimensión -y esa dimensión no corresponde a la mecánica. Esa dimensión es de la
consciencia, no de la mecanicidad.
La ciencia no puede crear un Buddha o un Jesús, pero la ciencia
puede crear una sociedad en la cual un Buddha será imposible. Mucha gente viene
hacia mí y me pregunta por qué ahora no hay más Buddhas, más teerthankaras, más
Jesuses. ¡Por causa tuya! Ustedes han creado tal sociedad, que se hace más y más
imposible que un hombre simple pueda existir, que un hombre inocente exista. Y
aún si existiera, no lo reconocerían; no es que no hayan Buddhas -difícil pero
los hay. Puedes estar pasando junto a ellos todos los días cuando vas a la
oficina, pero no puedes reconocerlos, estás ciego.