Si una raza ha estado esperando demasiado tiempo... y los
judíos siempre han estado esperando. Todavía están esperando -y el hombre ha
surgido y se ha ido. Pero han invertido demasiado en la espera, su espera se ha
convertido en su oración, sus sinagogas no son más que salas de espera hasta que
llegue el Mesías. ¡Y él estuvo aquí!
Y les digo, si el viene de nuevo -aunque no creo que vuelva a
cometer el mismo error- si viniera de nuevo, los judíos aun no le aceptarían;
pues entonces, ¡qué pasaría con su espera? Han vivido demasiado en ella; su
encarcelamiento se ha convertido en su casa, y ya la han decorado. Y ahora,
moverse en el riguroso cielo abierto... donde a veces el sol quema demasiado,
otras veces llueve, y otras hace frío o hace calor... es peligroso. Ahora están
resguardados.
Al principio existía la Palabra...
Los judíos han enfatizado insistentemente que el nombre de Dios
no debería ser pronunciado, porque es algo para guardar muy profundamente dentro
del corazón. Pronunciarlo es hacerlo profano; decirlo es hacerlo formar parte
del lenguaje y del mundo corrientes. Decirlo una y otra vez es hacer que pierda
su significado e importancia.
Si amas a alguien y todo el día le estás diciendo: "Te amo, te
amo" muchas veces, y gozas diciéndolo, al principio puede que la otra persona se
sienta feliz, pero tarde o temprano va a ser demasiado. "Te amo, te amo" estás
convirtiendo una hermosa palabra en algo inútil. No la uses demasiado. Entonces
es importante, entonces lleva un significado. De hecho, puede que los que están
realmente enamorados no la usen en absoluto. Si el amor no es obvio, no se puede
verbalizar -no hay necesidad de decirlo. Y si es obvio, ¿para qué decirlo?
Debería haber unas pocas palabras claves que utilices muy poco, muy de vez en
cuando. Deberían ser guardadas para ocasiones especiales, cuando tocas una
cima.