Tu no la acoges. Aun estás identificado con la oscuridad, tus
ojos están aún cerrados. Estás ciego. Esto es algo hermoso que comprender:
Apareció un hombre enviado por Dios...
Debía ser así. Estas son parábolas, pero yo digo que debía ser
así, porque ¿como puede un hombre que ha vivido en la oscuridad ser capaz de
llegar a la luz por sí mismo, sólo? Necesitará a un Maestro.
Si estás profundamente dormido, como vas a despertarte a ti
mismo? -parece imposible-. Se requiere a alguien que ya este despierto para
sacarte de tu sueño, para darte una sacudida, de modo que la aguja de tu
inconsciencia se salga fuera del surco y tome una nueva ruta. Por un instante,
abres los ojos y miras.
Apareció un hombre enviado por Dios;
su nombre era Juan.
A menos que Dios mismo vaya a hacerlo, parece casi imposible
que logres darte cuenta de qué es qué. Por lo tanto, todas las religiones del
mundo... los Hindúes los llaman avatares; dicen, "El hombre, por sí sólo,
es tan indefenso que Dios tiene que descender". Avatar significa, el
descenso de Dios. El mismo tiene que venir a despertarte.
Esto simplemente muestra cuán profundamente dormido estás, nada
más -no es que tengas que creer fanáticamente que Dios desciende. Sólo muestra
que estás tan profundamente dormido que, a menos que Dios descienda, no pareces
tener posibilidades. Y si a veces despiertas, eso sólo demuestra que Dios ha
descendido a despertarte.
Apareció un hombre enviado por Dios;
su nombre era Juan.
Este vino como testigo, para dar testimonio de la Luz,
a fin de que por medio de él todas creyesen.