Hindúes, Jains, Budistas: Manu les ha proporcionado la ley, la
ley les ha sido dada por Manu; y Moisés se la ha entregado a Mahometanos,
Cristianos y Judíos.
Estos dos legisladores han creado al mundo entero. Y debe haber
algo en ello: ambos nombres empiezan con "M", Manu y Moisés. Y luego llega Marx,
que es la tercera "M". China y Rusia -a ambas les entregó las leyes. Estos son
los tres grandes "M": legisladores.
Pues la ley fue dada por Moisés...
La ley es para la sociedad; el amor es para el individuo. La
ley se refiere a cómo te comportas con los demás; el amor se refiere a como te
comportas contigo mismo. El amor es un florecimiento interior; la ley es la
conducta externa. Dado que vives con gente, debes respetar las leyes, pero eso
no es suficiente -es bueno, pero no es suficiente. Si una persona se limita a
respetar las leyes, estará muerta. Será un buen ciudadano, pero estará muerto.
La ley puede ser el fundamento de la sociedad, pero no puede ser el edificio
mismo. Puedes vivir según la ley, pero no puedes vivir en ella. No te da
suficiente espacio. Para eso, el amor es necesario.
Jesús fue la realización de Moisés. Jesús estaba completando lo
que inició Moisés, pero los Judíos le negaron; lo que Manu inició lo estaba
completando Buda, pero los Hindúes le negaron. Marx aún necesita a un Buda o a
un Jesús en el mundo. El vendrá algún día, pero los comunistas le negaron.
Comienzan a centrarse en la ley. Y desde ese punto de vista, el
amor parece estar en contra de la ley. Y en realidad, la ley sólo es necesaria
para que el amor pueda llegar a ser posible. La ley es necesaria para que la
gente pueda vivir en paz y en amor; la ley no es, en sí, el fin. Es el medio; el
amor es el fin. Pero cuando la gente se vuelve demasiado obediente de la ley,
hasta el amor mismo parece ilegal. Y se vuelven temerosos del amor, porque
-¿quién sabe?- estás recorriendo un sendero peligroso.