Y Jesús empezó a hablar acerca de la ley. El evangelio dice:
Y de su plenitud nosotros todos recibimos,
y gracia por gracia.
Pues la ley fue dada por Moisés;
pero la gracia y la verdad
vinieron a través de Jesús, el Cristo
La Ley fue dada por Moisés. Moisés es
el fundamento del Judaísmo. Naturalmente, esto era necesario, porque a menos que
la ley sea establecida, el amor no será posible. La ley es imprescindible, es
una necesidad, pero no es suficiente.
Moisés le entregó la ley al mundo. La gente era primitiva,
inculta; no tenían sentido social. Moisés creó una sociedad, y una de las más
perdurables: la Judía. Y en realidad, Moisés debe haber sido realmente genial,
porque proporcionó la ley, y los Judíos han sobrevivido a todo tipo de
catástrofes. Debe haberles dado una base muy estable. Pero el era un legislador,
al igual que Manu fue el legislador para los Hindúes. Moisés es el Manu de los
Judíos; él trajo la ley.
Permítanme contarles una pequeña historia. En cierta ocasión,
Moisés se cruzo con un hombre que estaba rezando. Pero su oración era tan
absurda -no sólo absurda, sino un insulto a Dios- que Moisés se detuvo. Era
absolutamente ilegal. Era preferible no rezar que hacerlo de esa manera, porque
este hombre estaba diciendo cosas increíbles. Decía, "Déjame acercarme a ti,
Dios mío, mi Señor, y prometo que limpiare tu cuerpo cuando esté sucio. Incluso
si tienes piojos, yo te los quitaré... Y soy un buen zapatero, te haré zapatos
perfectos. Andas con zapatos tan viejos -y tan sucios, están totalmente
sucios... Y nadie cuida de ti, mi Señor. Yo cuidare de ti. Cuando estés enfermo,
te serviré y te daré medicina. ¡Y también soy un buen cocinero!".