Estoy aquí. Si puedes verme, llegarás a confiar en cosas que no
habías sido capaz de darte cuenta por ti mismo. A través de mí, puedes tener un
vislumbre de lo que todavía no ha sido visto.
Y Dios es lo que no ha sido visto. Se necesita a alguien que
pueda ser un testigo, que pueda dar testimonio, que pueda decir: "Sí, yo Le
conozco", que pueda resonar en tus profundidades, que te pueda dar el sabor, a
través de su contacto, de que "Sí, Dios existe". Dios nunca puede ser sólo una
creencia, porque una creencia será impotente. Su naturaleza será intelectual,
mental, pero no te transformará. Puedes acarrear la creencia durante toda tu
vida; será parte de tu chatarra, no te transformará.
La confianza, la fe, son diferentes. La creencia es
intelectual; la confianza es existencial. Pero, como puedes llegar a confiar si
no te acercas a un hombre que pueda dar testimonio, que pueda decir desde las
profundidades de su ser: "Sí, Dios es"? Si lo permites ser vulnerable a el, y su
ser conmociona algo dentro de ti, entonces nace la confianza.
Este vino como testigo -Juan se transformo en un testigo-
...para dar testimonio de la Luz... El ha conocido la Luz, él viene de la Luz. Recuerda, quien conoce la
Luz también sabe que viene de la Luz, porque no hay otra manera de estar
aquí.
Puede que no lo sepas, pero tu también vienes de la Luz. Esa es
la verdadera fuente -la semilla y la fuente de toda vida. Puede que no te des
cuenta, puede que te hayas olvidado, puede que hayas olvidado totalmente de
donde viniste- la fuente está tan lejos que no la recuerdas en absoluto- pero
quien sea que dentro de ti tome consciencia de la Luz, inmediatamente se dará
cuenta de que "Yo vengo de El". En realidad, de inmediato se dará cuenta de que
"Yo soy El. Mi padre y yo somos uno".