¡Así es como estaba orando! Así que Moisés le dijo: "¡Detente!
¡Detén este absurdo! ¿Qué estás diciendo? ¿A quién le estás hablando -a Dios? ¿Y
El tiene piojos en Su cuerpo? ¿Y Sus ropas están sucias y tú las limpiarás? ¿Y
no hay nadie ahí para cuidarle, y tú serás Su cocinero? ¿De quién has aprendido
esta oración?".
El hombre contesto, "No la he aprendido en ninguna parte. Soy
un hombre muy pobre e ignorante, y no se como rezar. La he inventado yo mismo, y
estas son las cosas que conozco. Los piojos me molestan mucho; por lo tanto, le
deben molestar a El. Y a veces la comida no es buena -mi esposa no es una buena
cocinera- y me duele el estomago. El también debe estar sufriendo. Esta es sólo
mi propia experiencia, que se ha transformado en mi oración. Pero si conoces la
oración adecuada, enséñamela".
Entonces Moisés le enseño la oración adecuada. El hombre se
inclino frente a Moisés, le dio las gracias con lágrimas de profunda gratitud, y
se alejó. Moisés estaba muy contento. Penso que había hecho una buena obra. Miró
al cielo para ver lo que opinaba Dios del asunto.
¡Y Dios estaba furioso! El dijo: "Te he enviado ahí para que
acerques a la gente a mí, pero has alejado a uno de los que más me ama. Ahora,
él orará en forma adecuada, pero no será una oración en absoluto -porque la
oración no tiene nada que ver con la ley. Es amor. El amor es ley en sí
mismo; no necesita otra ley".
Pero Moisés es el legislador. El fundó la sociedad: trajo los
diez mandamientos. Esos Diez Mandamientos han sido los cimientos de todo el
mundo occidental: Judaico, Cristiano, Mahometano -las tres religiones dependen
de la ley de Moisés.
Por lo tanto, el mundo entero ha conocido sólo a dos
legisladores: el Oriente conoce a Manu y el Occidente conoce a Moisés.