Escena XXIV
Dichos y Kochkarév.
Kochkarév: ¿Qué pasa?
Ágata Tijónovna: Pues que Iván Kúsmich no está.
Kochkarév: ¿Cómo, que no? ¿Se fue?
Ágata Tijónovna: No. No se ha ido, tampoco.
Kochkarév: ¿Cómo se entiende... que no está... y que no se fue?
Tecla: Pues no me explico dónde puede haberse metido. He estado sentada en el vestíbulo y no me he movido de allí.
Arina Panteleimónovna: Pues no puede haber pasado por la puerta de servicio.
Kochkarév: ¿Y entonces? ¡Qué diablos! Si no salió de la habitación, no puede haberse perdido. ¿No se habrá escondido...? ¡Iván Kúsmich! ¿Dónde estás? ¡No hagas el tonto, vamos, sal de una vez! ¡Vamos! ¿Qué bromas son ésas? ¡Hace rato que es hora de ir a la iglesia! (Mira detrás del armario y hasta escudriña de soslayo debajo de las sillas). ¡No lo entiendo! Pero, no, no puede haberse ido. No puede haberse ido de ningún modo. Está aquí, en ese cuarto está su sombrero, lo guardé allí ex profeso.
Arina Panteleimónovna: ¿No convendrá preguntarle a la sirvientita? Estaba en la calle y quizá sepa algo. ¡Duniáshka! Duniáshka!