Escena XX
Kochkarév y Podkolésin.
Podkolésin: ¡Bueno, hermano! ¡Muchísimas gracias! Ahora veo con claridad todo el favor que me has hecho. Mi propio padre no habría hecho lo que tú. Ya veo que has obrado por mera amistad. Gracias, hermano; recordaré eternamente el servicio que me has prestado. (Conmovido). En la primavera próxima, visitaré sin falta la tumba de tu padre.
Kochkarév: No es nada, hermano. Yo mismo estoy encantado. Ven, te daré un beso. (Lo besa en ambas mejillas). Dios quiera que vivas feliz (se besan) en la abundancia y la prosperidad; y que tengas muchos hijos...
Podkolésin: ¡Gracias, hermano! Acabo de descubrir qué es la vida: ahora, ante mí se presenta un mundo totalmente nuevo. Ahora, veo que todo se mueve, vive, siente, vibra... uno mismo no sabe cómo. Y antes, yo no veía nada de eso, no comprendía, no sabía nada de nada, no razonaba, no profundizaba, y vivía como cualquier otro individuo.
Kochkarév: ¡Me alegro, me alegro! Ahora, iré a ver cómo han preparado la mesa; vuelvo dentro de un momento. (Aparte). Por las dudas, convendrá esconderle el sombrero. (Toma el sombrero de Podkolésin y se lo lleva).