Escena IV
Dichos y Anúchkin.
Anúchkin: Quizás yo haya llegado un poco antes de lo que conviene según las reglas del decoro, señora... (Al ver a los demás, deja escapar una exclamación y se inclina). ¡Mis saludos!
Iaíchnitza: (Aparte). ¡Puedes guardártelos! ¡Te trajo el diablo! ¡Ojalá se te rompan esas raquíticas piernas! (En voz alta). Bueno, señora, decida... Soy un funcionario y dispongo de poco tiempo... ¿Sí o no?
Ágata Tijónovna: (Turbada). No hace falta... no hace falta... (Aparte). No sé lo que digo.
Iaíchnitza: ¿Cómo, que no hace falta? ¿En qué sentido no hace falta?
Ágata Tijónovna: No es nada, no es nada... Yo no... (Cobrando ánimos). ¡Fuera de aquí! (Aparte, con un gesto, consternada). ¡Oh, Dios mío! ¿Qué he dicho?
Iaíchnitza: ¡Cómo, "fuera de aquí"! ¿Qué significa "fuera de aquí"? Permítame preguntarle qué ha querido decir con eso... (Con los brazos en jarras, se le acerca con aire amenazador).
Ágata Tijónovna: (Después de mirarle a la cara, profiere un grito), ¡Oh, me va a pegar, me va a pegar! (Sale corriendo, Iaíchnitza la sigue con los ojos, boquiabierto. Al oír el grito entra corriendo Arina Panteleimónovna y después de mirarle la cara, grita también: "¡Ay, nos va a pegar!" y sale corriendo asimismo),
Iaíchnitza: ¿Qué gente es ésta? ¡Vaya un caso! (Suena la campanilla y se oyen voces).
Voz de Kochkarév: Pero entra, entra... ¿Por qué te has detenido ahí?
Voz de Podkolésin: Entra tú primero. Yo sólo demoraré un momento; se me ha desatado un cordón.
Voz de Kochkarév: Pero volverás a escapar.
Voz de Podkolésin: ¡No, no me escaparé! ¡Te juro que no me escaparé!