Escena XIV
Iván Pavlóvich Iaíchnitza y Duniáshka.
Duniáshka: Espere aquí. (Sale).
Iaíchnitza: Bueno, si de esperar se trata, esperaremos, siempre que no demoren mucho; a duras penas pude hacer una escapada del ministerio. Y si, de pronto, el jefe preguntara: "¿Dónde está el agente fiscal?" "Fue a ver a una novia". ¡Me pondría como nuevo con la novia! Por lo demás, vamos a releer el detalle de los bienes... (Lee). "Una casa de piedra de dos pisos..." (Alza los ojos y pasea la mirada por la habitación), ¡Está! (Sigue leyendo)."Tiene dos pabellones: uno de cimientos de piedra, otro de madera..." Bueno, el de madera no vale gran cosa..." Un birlocho, un trineo con un tallado debajo de la alfombra". Serán de esos que sólo sirven para venderlos como trastos viejos. Pero la vieja asegura que son de primer orden, Bueno, supongamos que lo sean. "Dos docenas de cucharas de plata..." Claro, en una casa hacen falta cucharas de plata. "Dos abrigos de piel de zorro..." ¡Hum! "Cuatro colchones grandes de plumas y dos pequeños". (Aprieta los dientes, con aire significativo). "Una docena de vestidos de seda y otra de vestidos de sarga, dos camisas de noche, dos... Bueno, esto son bagatelas. "Ropa Interior, servilletas. Eso, que sea como ella quiera. Ahora quizás te prometan una casa y un birloche y un trineo... y cuando te cases, tal vez sólo encuentres colchola carrera la habitación para abrir la puerta. Se oyen voces: "¿Está en casa?" "Sí, está").