Una noche yo me encontraba descansando cerca de esa cepa. La
cepa susurró: "Ese amigo mío aún no regresa". Estoy muy preocupado; no sea que
se haya ahogado, se haya perdido. Pudo haberse perdido en uno de esos países
lejanos. Puede que ya no exista. ¡Cuánto deseo noticias suyas! A medida que me
acerco al fin de mi vida, me sentiría satisfecho al menos con las noticias de su
bienestar. Entonces podría morir contento. Pero él no vendría ni aunque lo
llamase, porque ya no me queda nada que dar, y él sólo entiende el lenguaje de
obtener, recibir.
El ego sólo comprende el lenguaje de obtener. El amor es el
lenguaje de dar.
No puedo decir más que eso, ¡Ah! Además, no hay nada más que
decir que esto.
Si la vida pudiese ser como ese árbol, extendiendo ampliamente
sus ramas, de modo que todos y cada uno pudiesen guarecerse bajo su sombra,
entonces podríamos comprender lo que es el amor. No existen escrituras, mapas o
diccionarios para el amor. Tampoco existe a su respecto un conjunto determinado
de principios.
Yo estaba preguntándome acerca de lo que podría decir respecto
al amor. Es difícil describirlo. El amor está simplemente presente.
Probablemente puedes verlo en mis ojos, si vienes y los miras. Me pregunto si se
le puede sentir como cuando mis brazos se extienden para abrazarte.
El amor.
¿Qué es el amor?
... Si no se le siente en mis ojos, en mis brazos, en mi
silencio, nunca podrá ser entendido con mis palabras.
Primera Charla
Bharaúya Vidya Bhavan Auditorium
Bombay, agosto 28, 1968