En el camino, y aun cuando iban juntos, los transeúntes sólo
miraban al amigo. Nadie se daba cuenta de la presencia del granjero, que se
sentía deprimido. Conversaba con su amigo, pero interiormente sólo pensaba en el
abrigo y el turbante.
De uno u otro modo, llegaron a la casa a la cual se dirigían.
Presentó a su amigo: "Este es mi amigo, un amigo de la niñez. Es un hombre muy
hermoso..." -pero de pronto explotó con la verdad- "¿...y las ropas? Son mías".
Esto debido a que todos los habitantes de la casa tenían la vista fija en su
amigo, mirando sus hermosas vestiduras. Y en el interior del granjero un diálogo
se había iniciado: el abrigo, el turbante, mi abrigo, mi turbante... y esto
seguía y seguía. Estaba obsesionado con ellos y naturalmente, lo que había sido
reprimido escapó de sus labios..."¿y las ropas? Son mías". El amigo se quedó
aturdido. Los dueños de la casa también se sorprendieron. También él se dio
cuenta de su impertinente observación, pero ya era tarde. Internamente se
arrepintió del desacierto y condenó a su mente.
Al irse de la casa se disculpó con su amigo. El amigo dijo: "Me
sorprendí muchísimo. ¿Cómo pudiste hablar así?" El granjero respondió: "Lo
siento, es mi lengua. Cometí un error". Pero la lengua nunca miente. En
ocasiones, las palabras salen de la boca sólo si algo de lo que se dice se halla
presente en la mente. La lengua nunca comete un error. Dijo: "Perdóname. Cómo lo
dije, no lo sé", aun cuando sabía perfectamente bien cómo el dardo había surgido
de su mente. Encaminaron sus pasos hacia la casa de otro amigo. Ahora, él estaba
decidiendo internamente que no iba a decir que las vestiduras eran suyas. Estaba
endureciendo a su mente. Al llegar a la reja de la casa, ya había adoptado la
firme decisión de que no iba a mencionar que la ropa era suya. Pero ese tonto no
sabía que cuanto más se imponía una decisión estricta acerca del asunto, más
firmemente se enraizaba el sentimiento interno: que él era el dueño de esas
vestiduras. Por otra parte, ¿en qué ocasiones se adoptan las firmes decisiones?
El significado del hecho de que un hombre tome una firme decisión -por ejemplo,
un voto de celibato- es que la sexualidad está intentando fervientemente salir
desde adentro. Un hombre decide que desde hoy comerá menos o que comerá rápido.
Eso implica que tuvo que decidir eso porque desea intensamente comer más. Y
estos esfuerzos producen, inevitablemente, un conflicto interno. Somos lo que
nuestras debilidades son. Decidimos ponerles freno, resolvemos luchar en su
contra. Esto, naturalmente, se transfonna en fuente de conflicto
subconsciente.