Un asceta errante estaba acampado en un pueblo. Un hombre se
acercó y le dijo que deseaba llenarse de Dios. El asceta le preguntó: "¿Has
amado a alguien alguna vez?" "No, no he caído en cosa tan mundana. Nunca me he
rebajado tanto, porque es a Dios a quien deseo alcanzar". El asceta preguntó de
nuevo: "¿Nunca has experimentado las congojas del amor?" El buscador respondió
enfáticamente: "Te digo la verdad". El pobre hombre decía la verdad porque en el
dominio de la religión, el amor es motivo de descalificación. También estaba
seguro de que si respondía que había amado a alguien, el asceta le pediría que
se deshiciera del amor de inmediato, que renunciase al apego, que dejara atrás
las emociones mundanas antes de solicitar su guía. Así que incluso si había
amado a alguien alguna vez, tuvo que responder negativamente. ¿Cómo podrías
hallar a un hombre que ni siquiera haya amado un poco? El monje preguntó por
tercera vez: "Dime algo. Revisa cuidadosamente... ¿no has amado ni un poco
siquiera, a alguien, a cualquiera?" El aspirante respondió: "Perdóname, pero
¿por qué insistes en la misma pregunta? Ni siquiera tocaría al amor con una vara
de tres metros, porque deseo alcanzar la auto-realización. Deseo la cualidad
divina". Frente a esto, el asceta replicó: "Tendrás que disculparme. Por favor
vete y acude a alguna otra persona, pues mi experiencia me dice que si has amado
a alguien, a alguna persona, poco o mucho, si siquiera hubieses tenido un atisbo
del amor, yo podría ayudarte a expandirlo. Yo podría guiarte para hacerlo crecer
y probablemente alcanzarías a Dios. Sin embargo, si nunca has amado, no tienes
nada en tu interior. No tienes una semilla que pueda convertirse en un árbol.
¡Así que ve y busca a otro, amigo mío! No veo abertura alguna para Dios en
ausencia del amor'.
Del mismo modo, si no hay amor entre marido y mujer, cometerás
un lamentable error si crees que el marido que no ama realmente a su esposa
puede amar a sus hijos. A la esposa le será posible amar a su hijo en el mismo
grado en que ame a su marido, porque el niño es el reflejo de su marido. Si no
hay amor por el marido, ¿cómo podría haber amor hacia el hijo? Y si al hijo no
se le da amor -nutrir y criar no es amar- ¿cómo esperas que ame a su madre o a
su padre?... Una familia es una unidad de vida. El mundo mismo es también una
gran familia. Pero la vida familiar se halla envenenada debido a la condenación
del sexo, y luego rebuznamos diciendo que el amor no está presente en ningún
lado.