Estas cosas han cambiado toda la atmósfera en Occidente, pero
estas tres cosas no han penetrado todavía en la mente tradicional de Oriente.
Como resultado, la mujer occidental está en pie de guerra; pero es un fenómeno
reaccionario, por lo que no estoy a favor de lo que está pasando en el nombre de
la liberación femenina. Quiero que la mujer se libere, pero no que se vaya al
extremo opuesto; está tratando de vengarse; está tratando de hacer exactamente
lo mismo que le ha hecho el hombre a la mujer. Esto es una estupidez. El pasado
es pasado, ya no está aquí, y lo que ha hecho el hombre ha sido inconsciente. No
fue una conspiración consciente contra la mujer. Ni él era consciente ni la
mujer lo era.
El movimiento de liberación femenina declara que ellas no
quieren tener ninguna relación con los hombres, cortan toda relación con ellos.
Están promoviendo el lesbianismo, algo paralelo a la homosexualidad: las mujeres
aman sólo a otras mujeres y dejan de lado a los hombres. Esta es pura
perversión. Y como reacción, las mujeres deben hacer a los hombres todo lo que
ellos han hecho a ellas: mal comportamiento, malos tratos, uso de palabras
groseras -como lo han hecho siempre los hombres- fumar cigarrillos tal como los
hombres. Naturalmente, ellas han perdido su gentileza, su belleza... vistiéndose
como los hombres lo hacen. Pero es un fenómeno extraño que el vestido cambie
tanto. La mujer oriental tiene gracia y esta gracia se extiende a todo su
cuerpo. La mujer occidental trata de competir con los cowboys, blue jeans, ropa
de apariencia estúpida, corte de pelo horrible. Piensan quizá que así ellas se
vengan, cuando en realidad se están así destruyendo a sí mismas; pues la
venganza siempre destruye. Me gustaría verlas como rebeldes.
Un rebelde sabe que errar es humano, y perdonar es más humano
aún. El pasado estuvo lleno de errores de toda clase. Desconectaros del pasado
-inclusive la relación entre hombre y mujer- a la luz de nuevos descubrimientos.
Juntos encontrad nuevos modos de que la vida sea una experiencia hermosa, una
danza de amor, sin toda la fealdad de lo que ha sucedido en el pasado. No debe
repetirse. Es simplemente un movimiento pendular: el hombre hacía cosas
estupidas, ahora la mujer las hace.