Y este movimiento será toda una ayuda para el hombre, porque no
estais luchando contra el hombre, estais luchando contra el pasado, en el que tú
has sufrido, el hombre ha sufrido, en el que todo el mundo ha sufrido.
La rebelión no es contra el hombre como tal, es contra el
pasado del hombre y la mujer juntos. Y entonces esta rebelión tendrá la calidad
de religiosidad que dará gracia a la gente, gratitud a la gente. Espero que esté
clara la diferencia que ha surgido entre la mujer oriental y la occidental. Esto
no pasaba antes de este siglo.
He oído: El presidente Ronald Reagan, mirando fijamente el
fondo de un volcán griego comentó: "parece el infierno!!", "¡Ah!, vosotros los
americanos", dijo el guía, "¡estais en todas partes!".
Las mujeres occidentales se han vuelto más cultas, han estado
por todas partes. Se han dado cuenta de cosas de las que las mujeres orientales,
son todavía absolutamente inocentes. En su inocencia hay gracia, una cierta
belleza que no es de este mundo, que te da cierta indicación del más allá.
Ese tendría que ser el caso de cada mujer del mundo. Cada mujer
se puede convertir en la flecha hacia la divinidad; su gracia, su belleza, su
amor, su devoción, te pueden mostrar el camino hacia los más altos reinos de tu
ser, hacia los más grandes espacios de la consciencia.
Las mujeres no sólo son capaces de dar vida a niños, sino que
también son capaces de darse vida a sí mismas, como buscadoras de la verdad.
Pero este lado de la mujer todavía no ha sido explorado para nada. Quisiera que
mi gente rebelde explorara también este lado.
El Rebelde
15 de Junio de 1987 por la mañana