1.2.
En los ensayos
fabianos sobre el socialismo de Diciembre de 1889, Bernard Shaw, Sydney Webb,
William Clarke, Graham Wallas, Annie Basant y Hubert Bland, escribieron sobre el
capital monopolista, el socialismo y sobre las bases que debían mantenerlo: base
económica, histórica, industrial y moral. Además de desarrollar, la forma de
transición histórica del capitalismo a la democracia social.
Las exposiciones
críticas fabianas introducen la felicidad de la sociedad en el finalismo
productivista. Están en contra de una sociedad de producción de riqueza sin
moralidad. Se oponían a las condiciones socioeconómicas victorianas que
permitían la transición del capitalismo competitivo al monopolista, ya que esta
combinación de la concentración de capital y su gestión empresarial anónima no
conducía a la democracia social. El antagonismo de los fabianos contra el
capitalismo monopolista radicaba en la convicción de que la concentración de
capital y la producción monopolista debían sustituirse por la democracia
social.
La acumulación de
capital industrial, financiero y comercial del capitalismo competitivo, no podía
finalizar en el capitalismo monopolista, en los perceptores pasivos de
dividendos, sino en acciones sociales rectificativas de la desigualdad entre
clases.
Los fabianos se
hallaron al final de la era victoriana con formaciones de capital monopolista,
que destruían el capital competitivo, pero que podrían dar salida al socialismo
dentro del capitalismo modificándolo con leyes democráticas.
El individualismo del capitalismo competitivo suponía la
libertad de comercio, la propiedad privada del capital, la mejora relativa de la
pobreza, pero también la dicotomía de la acumulación simultánea de paro y
pobreza en la clase trabajadora, y la de riqueza en los empresarios.
Las correcciones
de las desigualdades sociales deberían hacerse mediante una legislación social,
que atenuara las condiciones de bronce de las relaciones laborales y una
política distributiva, donde la participación de los salarios creciera
redistribuyendo el producto neto nacional a favor de las necesidades materiales
y morales de los desfavorecidos.
En las
postrimerías del ciclo histórico victoriano, de hoja acerada y curva en sus
actuaciones políticas internas y externas, conservadurismo rigorista y
expansionismo imperial, capaz de mantener un imperio económico y una lenta
organización de partidos políticos, que organizaba, regulaba y expresaba los
intereses económicos e ideológicos de segmentos elitistas de la opinión pública,
los fabianos se resistían a que el capitalismo monopolista fuera el final del
capitalismo competitivo, la finalización del individualismo empresarial de la
sociedad competitiva y la aparición de centralizaciones de capital financiero y
la concentración de la producción.