1.5.
En 1846, se anula
en Inglaterra la ley de granos de 1815, favorable a los terratenientes cuyos
intereses protegía mediante elevados derechos aduaneros. La anti-corn- lay
league, constituida en Manchester, dirigida por Richard Cobden, apoyada por el
grupo benthamista, logró cambiar en 1846 los derechos sobre el trigo. En años posteriores se
establecieron medidas libre cambistas en la mayoría de las materias primas
importadas.
Cuando se anuló
la ley de granos en Inglaterra, como exponente opositor de las necesidades
económicas del grupo de industriales, que impulsaban la oferta al mercado
interno y el mercado mundial, mediante un aumento incesante de la productividad
que alteraba la composición del capital industrial, fijo y variable, y con ella la dimensión
intensiva y extensiva de la escala de producción, se produjo uno de los momentos
consustanciales a las revoluciones económicas y políticas del siglo XIX.
Evidentemente,
las medidas arancelarias del libre cambio de 1846 irán acompañadas de la reforma
de la legislación bancaria de Sr Robert Peel de 1844-1845, que persigue
equilibrar la balanza de pagos por exportaciones e importaciones, estabilizando
el valor universal del dinero, medida de valor y medio de circulación, con el
valor de cambio internacional del precio de las mercancías.
La anulación de
los aranceles y la estabilización de los cambios monetarios garantizaban
relaciones de créditos y pagos estables en la circulación del dinero y de las
mercancías. Las revoluciones económicas del siglo XX buscarán crear un orden de
cambios monetarios armónicos sobre una moneda internacional, patrón de precios,
que garantice la recaudación de los ciclos exportadores-importadores, dentro de
las armonías económicas del libre cambio y del imperativo político de una nación
imperial que exigiría la circulación libre de las materias primas, los productos
manufacturados y signos monetarios con valor universal.
El libre cambio y
el patrón oro se enmarcaba políticamente como la destrucción del superbeneficio
de la renta de la tierra de la aristocrática terrateniente, su beneficiaria. El
libre comercio económico arrastraba las reformas políticas de la burguesía
industrial y comercial en todos los países que deseaban destruir las
institucionales absolutistas.
La burguesía
buscaba formar un bloque político hegemónico con la fracción avanzada de la
aristocracia, que debería cultivar sus propiedades agrarias con criterios
capitalistas y participar con su capital monetario en el comercio y en la
financiación de los sectores industriales.