1.6.
Si los
industriales machenterianos y los benthamistas lograron la modificación de los
aranceles proteccionistas de los latifundistas arrendadores a favor del capital
competitivo, a la vez introdujeron cataclismos sociales en los países
dependientes del comercio internacional y en aquellos que debían adaptarse al
libre cambio para subsistir en un entorno competitivo en los costos de
producción de las mercancías globalizadas.
Si los productos
agrarios intervenían en la formación del valor de los salarios, de los precios
de mercado y de las ganancias industriales, cómo no habrían de afectar estas
articulaciones económicas del libre cambio a la producción agraria, a su
comercialización e intercambio en valores de producción corregidos por un patrón
monetario estable como el patrón oro. Todos los países de producción medieval
fueron arrancados del ciclo de producción natural para introducir sus productos
en las valoraciones exportadoras-importadoras del comercio mundial.
La destrucción de
las estructuras demográficas del modo de producción precapitalista fue tan
intensa, que enormes masas de campesinos y artesanos fueron arrojadas al mercado
industrial de salarios bajos o aniquiladas por la pobreza y las
guerras.
Las clases sociales feudales del Este de Europa,
Latinoamérica y Asia padecieron las acciones disolventes de la formación de un
mercado mundial para el intercambio de mercancías y dinero.
Se formó una burguesía mercantil intermediaria que
empujó a los terratenientes a producir las mercancías demandadas por los países
industrializados. El aumento de la demanda internacional alteró las condiciones
de producción, en las que se intensificó una agricultura capitalizada y un
excedente de población campesina.
Los campesinos
pobres fueron empujados a la circulación de la mercancía humana: al mercado de
trabajo industrial.
La aristocracia
terrateniente utilizó el Estado contra los campesinos, que se desarraigaron de
la tierra comunal empujados por los usureros, los intermediarios y los
recaudadores de almas muertas.
Los incrementos
de riqueza, por las variaciones en la productividad natural de la tierra, la
acumulan y capitalizan la aristocracia y los comerciantes. Los campesinos medios
y pobres pierden las ganancias extras de los buenos años con los precios
especulativos a la baja de los intermediarios y de los años de malas
cosechas.