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El teatro tiene tres órdenes de palcos, galería y platea. La platea se divide en asientos separados, con brazos como de silla. y numerados; de tal manera, una persona puede tomar por temporada el que más le agrade. Una parte considerable del orden inferior es ocupada por dos palcos presidenciales (uno oficial y otro particular), y por un tercero para el cabildo, o municipales de Lima que no pagan. Los otros palcos se abonan principalmente por mes o año, teniéndose que pagar por entrada individual alrededor de un chelín inglés, aparte de la subscripción. La abominable costumbre de fumar en el teatro, se practica por todas las clases en los entreactos. Cuando el telón cae, se oye el chocar de eslabones y pedernales y la boca de cada uno en seguida se adorna con un cigarro: las damas de los palcos también se permiten este hábito chocante. Siempre están muy bien vestidas, y las de virtud fácil son las más lucidas si no las mejores. Algunas de la clase más elevada se sientan en palco de propiedad acompañadas de una esclava. La galería habitualmente se destina a la clase inferior de mujeres cuya vestimenta presenta un aspecto singular; gran chal o pañuelo de muselina en la cabeza y encima un sombrero de hombre.

Pocos días después de la visita de Bolívar al teatro, se ofreció un gran baile en palacio al que fueron invitadas todas las personas respetables de Lima.

Pese a haberse abolido en la Constitución sancionada por el Congreso las corridas de toros por ser incompatibles con la época presente de cultura y civilización, sin embargo, al saberse que el libertador era sumamente aficionado a ellas, las autoridades estaban ansiosísimas de satisfacer sus deseos, y una serie de estos espectáculos, en escala espléndida, fue anunciada al populacho deleitado y de nuevo impaciente por participar de la diversión preferida. Además de la ventaja de satisfacer los deseos de Bolívar, el :Gobierno encontró sin duda la forma de obtener fondos: la plaza un modo muy conveniente para de toros pertenece al Estado y el dinero percibido formo siempre parte de la renta de los virreyes. Algunos días antes se hizo un gran esfuerzo para preparar la plaza, muy destruida por el desuso, y se arrostraron muchas dificultades para reunir un número de toros de lidia, procedentes de todo el país. Se hizo venir de Ica, donde era jefe de un cuerpo de montoneros contra los españoles a un famoso matador llamado Espinosa.

El día fijado todo era en Lima alboroto y alegría; se cerraron las tiendas, los negocios fueron suspendidos, todas las clases se ataviaron lo mejor que pudieron y se declaró feriado.

 
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de Robert Proctor

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