No se trata aquí, en primer lugar, ese carácter problemático como hostil al arte, como agobiante, como si designara la fealdad de la vida "moderna" y la exigencia de una transfiguración, o, en fin, como derivando el interés o la intención hacia objetos no problemáticos (religiosos, morales, filosóficos o políticos).
No se considera tampoco que el elemento problemático consagra al artista a la esterilidad, y que la creación implica necesariamente la seguridad, la certeza, los datos concretos garantizados y las afirmaciones categóricas. Por el contrario. Sin oponer la aventura a la seguridad ni el trabajo paciente a la vocación, se sugiere que en la fealdad de la vida burguesa como tal, y en contradicción con ella, en el curso de las transformaciones del "mundo moderno" y a causa misma del carácter problemático de lo "vivido" se desprenden elementos de un estilo y de una belleza (y esto a partir de las técnicas, aunque por ellas mismas las técnicas plantean solamente problemas, abren posibilidades, pero no determinan más que formas vacías de sustancia).
Con un agregado de conciencia crítica, se llega a la conclusión de que las formas del arte se hallan ya determinadas espontáneamente por ese carácter.
Es esto lo que manifiesta la decadencia momentánea o definitiva de ciertas tendencias existentes. La crítica radical de lo existente y la quiebra de las certidumbres adquiridas, deben comenzar por ese balance.
a) Clasicismo y neoclasicismo
La influencia preponderante del clasicismo se perpetúa en Francia por la vía escolar, universitaria, académica. El academismo confunde dos aspectos diferentes de la cultura: el estudio atento de las obras reconocidas como durables, y su erección en modelos absolutos que se imponen ala imitación, y por lo tanto inimitables, fuera de alcance.
El clasicismo francés comporta así los peligros de su grandeza, y el hecho de que se sitúa históricamente antes del período revolucionario de la burguesía (a la inversa del gran clasicismo alemán, Goethe, Schiller). Nuestras obras clásicas se han convertido así en "lugares comunes" en el sentido más alto del término; aceptadas, reconocidas por unanimidad, pero que tapan obstinadamente el horizonte. Su estudio ha dado lugar y da todavía lugar a trabajos del mayor interés; pero el clasicismo pasa por haber planteado y resuelto de entrada los principales problemas de contenido y de forma.