El movimiento que se ha manifestado desde hace algunos arios significa que las aspiraciones brotan, y entonces sólo resta tomar claramente conciencia. Un pasado desaparece; un nuevo horizonte se levanta ante nosotros. Hablar hoy de "crisis" o de tal "crisis" determinada decir que atravesamos un período de crisis múltiples, es una banalidad. En efecto, sea cual fuere el sector contemplado, en la ciencia, la filosofía, el arte, la vida social y moral. la cultura, se puede cómodamente describir síntomas de crisis, a veces de quiebra, siempre con graves problemas (de esta palabra "problema" se usa y abusa; se gusta de tomar los problemas por ellos mismos, sin querer plantearlos en términos solubles, sin sacar de sus posiciones una enseñanza crítica y positiva, sin organizarlos en una verdadera "problemática").
Lo nuevo, desde este ángulo, es que el ideal socialista o comunista no escapa al planteamiento. Constituye un problema. No puede escapar al examen crítico, al balance que pesa lo negativo y lo positivo. Tiene necesidad de argumentos nuevos. Hasta este último año, este ideal (es decir, el socialismo y el comunismo considerados como ideas) permanecía intacto. Los adversarios no podían rechazarlo con argumentaciones cuyo sentido de clase aparecería pronto con toda evidencia. No podían alcanzarlo, oscurecerlo. Hoy, este ideal resplandeciente se ha empañado hasta en el corazón de sus partidarios más fieles y más sinceros. Ya no es un estímulo para la acción y el coraje. Ya no se une más a las reivindicaciones, a las acciones parciales, a las fuerzas prácticas que obran en la lucha de clases. para coronarla y aportarle una certeza más alta. Incluso sin que se dude del sentido de la historia y la misión de la clase obrera, el vacío actual se expande y se hace más hondo, abierto . . .
¿Cómo llenar ese vacío ético, estético, cultural que se hace sentir cruel y profundamente? El mal, una ausencia de entusiasmo y de confianza, se expande mucho más allá de las posiciones de los "intelectuales". Y no es con sermones o reproches como se lo ha de curar.
El presente texto se limita al dominio del arte, sin descuidar el hecho de que la ética y la estética tienen tina cierta relación; la cuestión del estilo concierne tanto a la vida como a la literatura.
Desearía iniciar aquí un inventario y sobre todo bosquejar el trazado de las líneas de fuerza que parten del presente y unirlas al futuro, sin pretender por eso cubrir el horizonte entero, sino ofrecer una orientación al actual, tomado en el conjunto de sus "problemas".
Habría primero que insistir, añadiéndole un suplemento de conciencia, sobre el carácter problemático del arte moderno. Entendiendo por eso que no se funda solamente sobre "problemas" originales (técnicos o subjetivos) sino que reposa sobre el carácter profundamente problemático y por eso incierto de la vida real y del momento que debemos atravesar, y aceptar como es. Este carácter problemático determina el uso de los medios de expresión v eso que se denomina, en términos imprecisos, las formas y los contenidos de este arte.