En ese sentido, el desarrollo de la obras de los géneros
mencionados muestran una serie de patrones que tienden, a un mismo tiempo, a la
estabilidad y a la transformación dinámica. Sólo porque las estructuras
narrativas muestran una gran estabilidad y homogeneidad puede hablarse de
géneros; del mismo modo, el hecho de que dichos géneros literarios y
cinematográficos tiendan a su transformación, ya sea de forma paulatina o
rápida, permite entender el surgimiento de nuevos géneros y la génesis de obras
maestras, que se caracterizan por su alto grado de originalidad en su técnica
compositiva. Las grandes u originales nuevas obras, por lo general, se
distancian de una manera extraordinaria de los moldes genéricos heredados, al
transformarlos de modo parcial o en profundidad; de hecho, es en estos cambios
en los que surgen comúnmente los nuevos patrones o géneros que serán retomados
por otros autores.
Los conceptos de narración y el de su estructura que resultan
ser comunes a las obras literarias y del cine, corresponden a la estructura
narrativa del cuento, la novela y las películas de cualquier género. Aunque
pudiera pensarse una particular estructura narrativa para las obras literarias
por estar destinadas a la lectura y tener un origen primigenio, en el cine la
exposición audiovisual es también una narración estrictamente hablando, al ser
un acto de comunicar una historia a un espectador a través de imágenes, montaje,
comentario verbal y punto de vista. En otras palabras, narración para la lectura
y narración audiovisual, para el primer caso cuento y novela, en el segundo el
cine, tienen la misma estructura y características.
Algunas consideraciones sostienen que la imagen es un
significante como significado, dos electos inseparables que se modifican en uno
al otro; que, exenta de fonemas y palabras, la imagen habla por sí misma, sin
ser lengua, constituyéndose en una forma de comunicación. De esta consideración
se desprende la concepción de la articulación cinematográfica que considera que
el cine tiene lengua, porque el cine es una forma de comunicación distinta sin
palabras ni sonidos en su más pura expresión. A diferencia de la lengua que se
vale de una serie de señales verbales para comunicar un mensaje, la imagen
carece de verbalizaciones, siendo una verbalización en sí. El problema surge en
el momento de denominar las señales propias de la imagen, esas señales no
verbales pero igualmente significantes.