Considerada como estructura semiótica se distingue en la
narración literaria y del cine el argumento, el relato, el
discurso y el tiempo. Estos cuatro componentes constituyen la
estructura narrativa. Por tanto, narrar implica desglosar los
cuatro componentes que con sinergia se implican: una historia (argumento)
definida como serie de acontecimientos ligados de una manera lógica, sujetos a
una cronología, insertos en un espacio y causados y/o padecidos por personajes;
traducir la historia por medio del relato (el acto de contar) en texto o en
escenas en el caso del cine; un discurso consistente en técnicas significantes y
estrategias formales mediante las cuales un relato es referido a un lector o
espectador, es decir las circunstancias y el modo en que se transmite la
historia mediante el relato: abarca cuanto concierne al proceso de enunciación
narrativa y a la disposición de los acontecimientos; el cuarto elemento, el
tiempo de la narración y en el relato.
El argumento (misterio, encuentro, viaje, persecución, etc.)
consta, a su vez, de estructuras narrativas menores (episodios, incidentes).
Estos elementos se "armonizan" gracias a la motivación de la narración,
al conjunto de causas que da razón de los acontecimientos: en una obra de arte
literaria o cinematográfica, la "motivación" ha de acrecentar la "ilusión de
realidad", esto es, su función estética. La motivación "realista" es un
artificio artístico. En el arte es más importante parecer que ser.
La acción de los personajes es el eje de la obra; es decir, el
esqueleto a partir del cual el lector construye su interpretación. Esto es
posible porque los eventos cobran sentido al relacionarse unos con otros. Las
acciones de los personajes son el armazón de la obra.
Una vez que los personajes y los eventos han sido
identificados, el lector puede enfocar su atención en los móviles de los
personajes (¿quién hace qué y por qué?). Comprender estos móviles permite
identificar los valores ideológicos que entran en conflicto en los eventos;
dicho de otro modo, es una de las maneras del lector de comprender qué
específicamente problematiza la narración.