Las Particiones oratorias son un diálogo bastante fácil, pero
sin interés dramático, entre Cicerón y su hijo, donde el primero expone y
recopila, en términos breves lo que en otras obras suyas había explicado con más
detención. No hay gran método en este opúsculo, que acaba con una exhortación al
estudio de la filosofía académica, por lo útil que puede ser su parte moral y
lógica al orador.
Cierra este volumen el proemio que Marco Tulio puso a su
traducción (desdichadamente perdida como otros trabajos suyos de que sólo queda
el recuerdo) de las dos contrapuestas oraciones de la Corona de
Demóstenes Y Esquines. Digna empresa era, en verdad, del orador romano,
interpretar las dos obras maestras de la oratoria griega. En el prefacio trata
principalmente del estilo ático: de la vanidad y error de los que juzgaban
llevar al aticimo, sólo con ser fríos y correctos, sin vigor ni sangre; y acaba
con algunas observaciones sobre los deberes del traductor que no debe contar las
palabras, sino pesarlas.
¡Ojalá hubiese conseguido yo alguna de estas cualidades en la
traducción que ahora publico! Pero con harto dolor mío he de confesar que
ninguno de mis trabajos me ha dejado tan descontento como este; que he traducido
este primer tomo sin interés ni afición alguna, y que la pesadez de la materia
ha influido no poco en mi estilo, haciéndole inculto, pesado y mazorral mucho
más que de ordinario. Y lo peor es que se me han de achacar otros defectos de
que tengo bien poca culpa. Deslumbrado el lector por el nombre de Cicerón,
pondrá en cabeza mía todos los tropiezos, oscuridades, repeticiones y desaliños
que encuentre, sin reparar que casi todos (y muchos más que he templado como he
podido) son del autor original, y que no puede traducirse de otra manera, so
pena de alterar, desfigurar o compendiar el texto. No hay suplicio mayor que el
de traducir un libro mediano de la antigüedad. sobre materias didácticas. Enojo
para el traductor; enojo para el lector, y nadie aprecia el trabajo. ¿Cómo
persuadir al vulgo de que Cicerón no dijo en cualquiera de sus obras más que
preciosidades y maravillas?