En el mundo moderno ha comenzado una gran búsqueda del más 
profundo núcleo del ser humano. Será bueno comprender hasta dónde nos conducen 
los esfuerzos modernos.
Pavlov, B. F. Skinner y los otros conductistas siguen girando 
alrededor del físico, el muladhar. Creen que el hombre es sólo el cuerpo. 
Se enredan demasiado en el primer templo, se enredan demasiado con lo físico, 
olvidan todo lo demás. Esa gente está intentando explicar al hombre tan sólo a 
través de lo físico, lo material. Esta actitud se convierte en un obstáculo, 
porque no están abiertos. Cuando ya desde el comienzo niegas -no hay nada más 
que el cuerpo- entonces niegas la exploración misma. Esto se convierte en un 
prejuicio. Un comunista, un marxista, un conductista, un ateo -la gente que cree 
que el hombre es sólo el cuerpo- su misma creencia cierra las puertas a 
realidades más altas. Se vuelven ciegos. Y lo físico está ahí, lo físico es lo 
más aparente; no necesita pruebas. El cuerpo físico está ahí, no necesitas 
probarlo. Como no necesita ser probado, se convierte en la única realidad. Eso 
es una tontería. Entonces el hombre pierde toda dignidad. Si no hay nada en lo 
cual crecer o hacia lo que crecer, no puede haber ninguna dignidad en la vida. 
Entonces el hombre se vuelve una cosa. Entonces no eres una apertura, entonces 
nada más va a sucederte -eres un cuerpo: comerás, y defecarás, y comerás y harás 
el amor y producirás niños, y esto continuará y continuará, y un día mueres. Una 
repetición mecánica de lo mundano, lo trivial -¿cómo puede haber algún sentido, 
algún significado, alguna poesía? ¿Cómo puede haber alguna danza?
Skinner ha escrito un libro, Más Allá de la Libertad y la 
Dignidad. Debería llamarse "Más Abajo de la Libertad y la Dignidad", no más 
allá. Está por debajo, es el punto de vista más bajo sobre el hombre, el 
más feo. No hay nada malo en lo que al cuerpo se refiere, recuerda. No estoy en 
contra del cuerpo, es un bello templo. La fealdad aparece cuando piensas que eso 
lo es todo.
El hombre puede concebirse como una escalera con siete 
peldaños, y tú te identificas con el primer peldaño. Entonces no vas a ningún 
sitio.